A propósito de canciones frescas

         ¿Qué nos podemos permitir, amigos, como autores? Hacemos siempre hincapié en la ampliación de límites, en la capacidad de armar algo nuevo con pocos elementos viejos. Hablamos de pronto un domingo sobre una frescura como característica nuestra, se oye un río. ¿Puede algo mantenerse fresco indefinidamente? ¿Es el tiempo una magnitud importante para nosotros? ¿Es de nuestro interés prolongar la vida de nuestra obra? ¿Nos podemos permitir el decidir su vigencia o su derrumbe? Me pareció que la frescura de la que hablábamos estaba hecha de atractivos elementos como esta relación de amor/odio con el folklore, estas ganas de desnudar la tradición, de descuerarla en algunos casos, para comprender el funcionamiento de nuestro propio aparataje íntimo. Hay un vacío ahí donde la raíz se esfuma en contra nuestra. Hay una sensación de misión secreta justo entre los dos hemisferios de nuestra herencia. ¡Insoportable deseo de llenar el mundo con este color que se nos sale de repente!

         No se sabe exactamente cuando algo será tierno o vergonzoso o edificante. Eso se descubre en el momento. Su estructura natural nos pega en nuestra colección de ideas tanto como en nuestros corazones. Nos permitimos decidir si lo adoptamos o lo rechazamos o si dejamos que percole y de ahí vemos. No hay tras nosotros una traumatología que nos oprima y que nos obligue a proceder de tal o cual forma. Quizás he ahí y no en otra parte lo que percibimos como frescura, como liberación, como trasgresión.

         Algo concreto que entonces podemos permitirnos es tomarnos el tiempo necesario para ir avanzando individualmente en la digestión autoral. Calibrar el eje en torno al cual crecemos rebeldes y al mismo tiempo conformistas. ¡Bah! ¿Qué hacer? A modo de inicio, podemos confundirnos, equilibristas. La confusión es hermana de la deconstrucción. Eliminar la prisa y recuperar el sentido profundo del instinto y de la voluntad. Desarrollar un arte fuera de las costumbres y los hábitos. En fin, dimensionar la vida a nuestro antojo. Realmente ser este color. Ahora.

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