El mundo de los locos rayados

No hay mucho más que decir.

Scaramelli puede sonreír y justificarse calmadamente argumentando que lo que ha ocurrido es que somos todxs un manantial de baba que ignora lo que son los derechos conexos, cómo se distribuyen y cómo las reglas del juego en SCD fomentan la desigualdad entre músicxs.

Gracias a la última declaración pública de Florcita Motuda sabemos de qué forma se han acomodado esas reglas para beneficiar sólo a algunxs socixs, pues no se está aplicando a las piezas musicales para televisión la norma que limita el pago a autores de obras pequeñas que pueden repetirse muchas veces en un día, generando en consecuencia una distorsión en la distribución total del recaudo. O sea, una vez más en SCD, todo está en un orden legal y grotescamente piramidal.

Lo que Scaramelli no puede hacer es evitar que su sonrisa y su argumento evidencien que en SCD patrulla y gobierna a sus anchas la mentalidad del "está bien que ellos ganen tanto", "se lo merecen, son tan productivos", "si yo me esforzara más, podría acercarme a ese nivel de desarrollo", "sin plata no baila el monito". Convengamos en que es la misma mentalidad que plantea que los millonarios no roban porque no tienen esa necesidad. La misma mentalidad que inclina la balanza de las oportunidades hacia lxs músicxs con más "likes". La misma mentalidad que define lo popular mediante los minutos de cámara de una elite. La misma mentalidad que trata de "chaquetero" a quien discrepa con el éxito basado en mear cabezas de colegas.

¿Dónde hemos visto esto antes? En todas partes, socio.

No es tan original este niño, Scaramelli. Juega un juego viejo como la muerte y, en gran medida, todxs lo estamos jugando. Todxs estamos siendo tejidxs por la ambición en un telar roñoso donde nadie abriga a nadie, donde Chile chupa a Chile. No hay mucho más que decir, al menos no si es que sigues avalando a la SCD. Una nación siempre tiene los gobernantes que merece... y los artistas que merece... y ejecutivos de cuentas pulentos...

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