A propósito de anglicismos.

A propósito de anglicismos.


Casi siempre un notorio uso de anglicismos (ya gringuismos) revela que nos encontramos inmersos en algún tema que se articula con la publicidad, el mercado, la tecnología o rubros así, “modernos”. Acerca de esto, mientras algunos hablan de transculturación y otros de aculturación, suelo tener una postura permeable, más bien permisiva, considerando que la tendencia cultural global es un tira y afloja entre vertientes locales y flujos mundiales. Digamos que por ahora estoy tomando apuntes. Eso sí tiendo a pensar que negarse al anglicismo por militancia es tan absurdo como pretender usar sólo palabras de ascendencia latina.

Mi amigo Sergio, que entiende más de estas chácharas, me despabila recalcando que un imperio en expansión lo primero que te quita es el idioma. Ahí tenemos por ejemplo a Egipto, Grecia, Roma, Mongolia, China, India, Persia, España, Francia, Inglaterra, Rusia y obviamente Estados Unidos. Por supuesto están también los aztecas, los incas, etc. En general la historia chorrea este mensaje por todos lados. Y nosotros, como que llueve afuera.

En fin. Pese a estos dilemas, dentro del oficio del músico (o por lo menos del urbano) se convive sí o sí con los términos plug, case, power mixer, loop, reverb, frontman, backline, setlist, catering, backstage, manager, flyer, feedback, single, cover, etc.

Hace algunas noches nos preguntábamos con María y Vladi por qué se le llama cover cuando uno reversiona una canción de otro.

Primera tesis: la nueva versión “cubre” a la original debido a un simple asunto de progresión temporal, como quien da una segunda mano al pintar una pared.
Segunda tesis: dado que cover sirve también para designar una tapa, portada o carátula de disco, es posible que se haya utilizado originalmente en publicidad haciendo referencia a la presentación de las virtudes de un artista mientras interpreta un tema ya conocido.
Tercera tesis: en pubs y restoranes se usa el término cover para señalar que por el monto cancelado como entrada, se tiene derecho a un trago. Extrapolando, podría decirse que al reversionar la canción de otro autor no tendríamos que sufrir preocupándonos por el pago de sus derechos ya que ese gasto estaría “cubierto”.

-¿Es broma?

-Yeah. Nada más alejado de la realidad.

Muchos están convencidos de que el cobro del derecho de autor es una herramienta que busca la justa retribución por el trabajo creativo de un artista. Siendo así, no tiene caso cuestionar los precios de los objetos artísticos  o a las instituciones que manejan los dineros percibidos como pago de derechos de autor, sobretodo si están dirigidas por los mismos artistas. No es necesario dudar de estas transacciones, ¿cierto?

Pero según muchos otros (me incluyo) el derecho de autor o la propiedad intelectual es uno de los pilares mas gruesos del capitalismo (léase imperio en expansión), tanto o más que el irreversible proceso idiomático del que recién hablábamos. Y así mismo, la mayoría de las personas no parece notar que mientras afuera llueve, suceden cosas en su contra.

El derecho de autor es una herramienta más del vil acaparamiento de unos pocos a costa de muchos, incluídos los mismos autores. Sorry si alguien se molesta pero no veo razón para que un artista viva mejor que un obrero sólo porque trabaja con el quinto elemento o porque es admirado por muchos. Yo admiro mucho a los jardineros de mi cuadra o a la asistente social que trabaja con niños abusados pero no por eso hay una distancia entre nosotros. Hay mucha pendejada arribista en el arte y lamentablemente sustentada por un público igual de palaciego.

Esa brecha entre artista y público es una invención consumista. Se parte de la base de que la creación es un bien a apropiar y no a compartir. Sin embargo, aunque suene ingenuo, hippie o mal enfocado, la idea de que una creación directamente se comparta resulta ser sin duda más humanamente enriquecedora para un artista y para la comunidad en la que éste se desenvuelve.

Y ojo que la creación artística es sólo la punta que asoma. Sabemos que en este mundo casi todo ya tiene dueño y mientras no hagamos algo al respecto sólo nos quedará ver sentados como afuera la lluvia empieza a inundarlo todo mientras seguro alguien dice: so what!

Comentarios

lalo ha dicho que…
como estás Doc, cuando leía la primera parte de tus escritos recordaba mucho a un profesor que tuve en el peda, quien no utilizaba palabras yankis, desde ahí reflexioné al respecto, y personalmente, más allá de lo que signifique los procesos de conquista y monopolización de idiomas o creencias, es de donde viene son los yankis el problema y es el contexto actual, cuando nos sentimos agredidos hoy en día por los empresarios y poderosos gringuitos. claro está que todo proceso de conquista anterior u expansión trajo consigo destrucción, muerte y desligamientos de tu historia, pero el ahora, lo que se muestra y refleja en el día a día, con el enemigo en frente, personalmente me patea, ok....
sobre el derecho de autor, pienso de igual manera, si bien un artista, artesano, obrero, profesional, necesita de dinero para comer, vestirse y vivir en un espacio, etc, cet, tce, el lucrar más allá u olvidarse de la entrega a la sociedad veo ahí el problema.
Existen muchos artistas que prefieren perder el contacto humano, como tu lo señalas, la relación directa sin morlacos de por medio, por el hecho de acrecentar su popularidad y vender más, perdiendo así la noción emocional de un artista, tiñéndose de cobre su sensibilidad, la que por años nos ha ayudado a ver el mundo con nostalgia y/o alegría.
saludos Doc, nos vemos

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