A propósito del fracaso.

A propósito del fracaso.

“Hemos Venido Fracasando” o HVF es un colectivo de bandas y músicos que proponen el fracaso como respuesta al exitismo generalizado en nuestra sociedad y que se plantean con énfasis en el área de la autogestión contracultural y en el desbaratamiento del sistema de etiquetado como sometimiento ideológico. Este último 16 de septiembre participé junto a Solteronas en Escabeche en “desenFONDA LA IRA”, actividad organizada por HVF y en donde se podía conseguir un folletín con artículos que orbitaban o encaraban desde varios ángulos los temas ya mencionados. Compartimos escenario con Pato Patín, Dizzlecciko, CAL y Pintocabezas. Al día siguiente tocaba Contra, Paroxetina, Un Festín Sagital, Kumas contra Analfabetismo y Fatiga de material. Demás está decir que me agrada mucho todo lo que brota de esta construcción crítica que realizan los colegas… y es porque, independiente del trabajo al que ellos están abocados, el fracaso ha sido mi compañero y mi maestro durante casi toda mi vida.
                De muestra, un botón: en los noventas, durante cinco años consecutivos cursé tercero medio en el mismo establecimiento (Liceo de Aplicación) en un afán por investigar el fracaso, y de pasada empecé a investigar también la solidaridad (la verdadera), la estigmatización multidireccional, la empatía con la decadencia, el cariño desinteresado, la autocomplacencia, el mal de Diógenes, la pose artistoide, el hipismo mal entendido, lo mismo en el punk, el metal, la izquierda, el anarquismo, el alcohol, las drogas, la corporalidad reprimida, la entomología autodidacta, el derecho de autor, el macheteo profesional, el turismo paupérrimo, la discriminación genérica, la filosofía y su mareo posmoderno, el cancionero popular y un sinfín de otras materias que, obviamente, no se pueden aprehender en cinco años. Cosas buenas y malas descubrí. Pero por sobre todo vi que necesitaba más tiempo para saber más, para redefinir conceptos en mi cabeza y así he venido experimentando con el fracaso durante casi veinte años ya. Parece un chiste: originalmente la idea de repetir tantas veces de curso era escribir una novela acerca de las relaciones entre los alumnos y hacia el profesorado. Tardé casi nueve años en escribirla, es muy breve, y no aparece nada sobre eso. Sólo habla de carretes, poesía y un intento fallido por considerar el derecho a ser imaginario dentro de los derechos humanos (oh, fracaso). Pero sepan que lo interesante está en que las verdaderas lecciones que saco de todos esos años supuestamente perdidos aparecen mucho tiempo después y no paran. La novela parece un pretexto inicial subconsciente que me llevó a ahondar en la tragedia humana. Ahondar en mis propios tropiezos se ha convertido en alegoría pedagógica constante. Las familias no comprenden este desmedro utopista, no ven su didáctica, su empírica, su deseo de renovar la vida con una música más auténtica. Recién hoy, con la discusión sobre educación y lucro en el tapete y con el nerviosismo 2012 al acecho se recibe un poco más de crédito. ¿Empezaremos a discutir la abolición del dinero?
Considero los textos que HVF difunde como material educativo fundamental para quienes nunca han sido capaces de ver música y placer en el estiércol, para quienes ignoran que sus gustos los diseñan otros, para quienes deben agudizar sus sentidos, para quienes necesitan dislocarse del mensaje oficial y empezar a anteponerse a él con herramientas concretas para ejercer la crítica. El fracaso para mí es siempre un buen comienzo. Pero considero también que sólo a modo de primer paso se sustenta la posición de HVF, este rol de némesis, su potente discurso y su buena voluntad. Justamente porque una vez que uno se ha dislocado debe continuar su crecimiento autónomo, su caminata debe estar ajena al afán de contragolpear, entonces se descubre que uno puede ser más que una reacción y que no se puede fracasar ni triunfar eternamente. En lo personal, he tenido mis éxitos también y creo que se precisa de la crisis que se genera al pasar de un estado a otro para que la envergadura de nuestras problemáticas vaya en real aumento. Los objetivos entonces deben ir modificándose creativamente a medida que se alcanzan y según las circunstancias.
Sé que se puede argumentar que no se ha alcanzado nada ya que el sistema que pretendemos rajar aún está ahí y aquí. La labor de HVF también. Y la caverna. O la jaula. Sólo digo que el principal riesgo que hay en el fracaso constante es perder la autocrítica y acomodarse en un loop discursivo que con el tiempo puede perder sentido y volverse tic. Ojalá sea esto un aporte a la discusión… o habré fracasado otra vez.

Para mayor info:

Comentarios

Adrián Montoya Leyton ha dicho que…
Amigo,

Me he quedado pensando en este texto, y lo que según yo hay detrás.
Tras la alegoría del fracaso creo que hay algo bello y sobre todo sabio; que en el escoger el camino del fracaso está inherente el camino de la renuncia... y la renuncia, aunque parece no tener valor alguno para nuestra felicidad, resulta ser que tiene todo el valor para ese fin.

Todo esto me hace pensar también en lo que llaman "el sentido de valores", no como esa imposición de un set de reglas llamadas "valores", sino como el ¿a qué le da valor uno? ¿qué es valioso para uno? Para algunos será lo de siempre, lo típico; pero para algunos pocos lo valioso es justamente lo contrario: justamente todo lo que esa "renuncia" abarca.

Dijo alguien por ahí en su sabiduría:

"Asāre sāramatino sāre cāsāradassino
Te sāraṃ nādhigacchanti micchāsaṃkappagocarā."

"Sārañca sārato ñatvā asārañca asārato
Te sāraṃ adhigacchanti sammāsaṃkappagocarā."

Lo que quiere decir:

"Quien ve lo no-valioso como valioso, y ve lo valioso como no-valioso,
tendrá una orientación errada, irá en la dirección equivocada"

"Quien entiende lo valioso como valioso, y entiende lo no-valioso como no-valioso,
esa persona tendrá la orientación correcta, irá en la dirección correcta"

:)
a.
Carlos Quiroz Navarro ha dicho que…
Saludos Doc.
(Que buenas tus fotos)
jaja, cuando quiera compare.

Entradas populares