OFICINA DE PARTES DE TI MISMO

BALADA

Juro por mi padre
que todos mis hermanos están muertos,
y por mi madre,
que todos sus raspajes dieron como fruto
a la humanidad entera.



DESCENSOR

Ah, que recapacitemos.
Que nos metan el culo por el cerebro otra vez.
Linda teoría del volver al trabajo.
Del abandonar la huelga.
Empíricamente comprobado que son recursos en desuso.
“Amigo, tome el ascensor
y váyase a la mierda.
Si quiere, llévese el champagne
y otórguenos la posibilidad de verle en mal estado.
No, si no nos estamos riendo en su cara.
Es que nos entró un payasito en el ojo, ok?”
La furia integral
se nos queda en los pasillos.
Se fuma.
Se sonríe.
Se diluye.
Abortar es una puerta de luz a estas alturas.
Término de conflicto: aquí a la vuelta hay un bar.



HAZMERREIR

Levanta una bandera blanca en señal
de que no volverás a soltar tu vaso.
Eres esa clase de marsupial mágico
que no bromea cuando ya no quedan conejos o colegas
en su sombrero de copa.
Sueñas con el día
en que heredarás la gran corbata
y ya no tendrás que preocuparte por beber
con estos monstruos que te ahorcan.
Todos ríen lloran.
Pero te ahorcan.


ESPERMATORREA

Lanza. Siempre quiero más.
Nocturna. Siempre diferenciándote del resto
como en un gesto de gato,
escarbando,
buscando agua.
Asómate.
O la noche seguro es enfisema, batalla, filos.
Siempre.
Y el sable se parte en dos
Y nadie tiene el control ahora.
Más peligro en la batalla y más aún si yo,
el drenado,
seguí escarbando ayer hasta ahora y ahora hasta mañana.
Prefiero creer
que alguien me aguanta con el disfraz de mi mismo
que obtuve en esa rifa.
También se hacía la noche entonces.
Pero era iletrado.
Los sueños solían tener esa oralidad de sexo profundo.
De despedazadores.
De incompletos. De montones.
De lo que se llama multitud en el lenguaje de los fantasmas
que esperaban de pie en la cuneta que alguien muy amable
les recogiera el paraguas.
Pausa.
Eso hacen.
Siempre pausas
como si un vértigo los paralizara
cada vez que comprenden su condición de fantasmas.
Nadie recogerá su paraguas pero, ¡uf!…, que suerte,
la lluvia tampoco los mojará.
Porque la lluvia es tan oral entonces
como los colores de los sueños.
Y como la muerte en los sueños.
Como el signo nocturno diferenciándose del resto en lo mínimo,
en esa imperceptible mueca de maullido.
Siempre ese silencio oscuro de gatos culiaos que juegan
con mi recorrido de mierda.
Talvez sean solo ellos
quienes me aguantan con esta carita de disfraz perdido.
Me acalambro y me acostumbro y finalmente
me deslumbro con mis colores orales.
Asómate.
Parece que yo nomás estuviera aquí rezando.
Ahora entiendo porqué las plumas.
Porqué las tierras de colores untadas en el cuerpo.
Porqué el cercenamiento del cuerpo.
Porqué las pupilas dilatadas.
Porqué y a quién se está llamando cuando se plantea
uno mismo
animal, maleza, espina de pescado.
Eres tú, puñal maldito,
que revives en una y otra mujer, con tu carácter de ataxia.
Vomitando en los moldes de mi menstruación masculina.
Llenando de magia y de filos todo lo que es para mis yemas.
Y uno busca que te asomes, como si mi pecho fuera una ventana,
y que regales tus labios a mi sangre llena de víveres y de bordes,
de terribles bordes.
Hablo, olvido, enfermo.
Soy una estructura que se come a si misma.
Y afuera de mí
estás tú acuchillando el cielo de la noche para sepultarme.
Y años después alguien escarbará
y buscará agua
y encontrará mis huesos quebrados como flautas
y se cortará los dedos
y empezará a llamarte.
Nocturna.
Asómate.
El peso de la finitud expulsa el aire fuera de mi cuerpo.


RETORNABLE

Vacíame.
Hazme cosquillas.
Mátame de un beso blanco.
Haz que me comporte como el pordiosero de los techos.
Quema mi enigma.
Vacíame.
Que no quede ni una gota de mi salmuera.



MEMO

Se solicita con carácter de urgente rediseñar las ceremonias de consumación de aquello conocido como “amor” debido a que se ha detectado un gasto excesivo de materiales de oficina en la realización de estas actividades.


 
REGGAETON


Ella se tatúa todas las cornisas
que encuentra entre el ron, o entre los testículos que parecen llenos de ron.
Muestra sus tatuajes luego a sus niños.
Los descerebra.
Grita presa del desamor evidente y sale a fumar.
Intuye cornisas de transeúnte en transeúnte.
Ya ni siquiera adopta el almíbar en su vozarrón.
Se muestra tal cual es.
Toscamente bañada en pezones.
Heroica entre sus amigas que no saben aún
masticar vasos y platos como ella.
Sueña con el enorme instante en que la hacen tragar saliva.
Y si tiene tiempo sueña mejor
con el enorme instante en que la hacen babear.
Se cotiza ella misma hiperlaxa.
Prueba con un pie en un glúteo.
Se ríe.
Vuelve a entrar.
Grita presa de esos tristes niños evidentes.
De alguna manera los ve como muebles en un terremoto.
Los acomoda rápidamente en una isla
o en una sombra o en alguna prehistoria.
Sale a fumar.
Ve venir el pene.
Sube la música.
Se auxilia soltándose el cabello.
Quisiera oler más a sudor que a hospital pediátrico.
Pero simplemente sonríe.
Hay que sonreírle al pene.
Como el le sonríe a ella.
Le sorprende su propia capacidad de atraer a las cornisas.
Se siente la más suicida de los suicidas.
La más llena de vértigo pero aún así imbatible.
La verdadera música viene del ritmo de su corazón pelele.


 
TAXIDERMIA

Dígaselo.
Hay que esperar hasta que obre.
Wawi.
Dígaselo.
En un tono de ojos cerrados.
Que no se vea nuestro plumaje adulto y radical.
Principalmente que no me vea yo.
Yo que vendo mis entrañas negras
y que todos me las quieren comprar.
Wawi.
Dígale que no nos vamos hasta que obre.
Dígale que no me muevo de mi ícono de vino y lodo
si mi morbo no crece hasta tornarse
alumno de algún pájaro gatúbelo.
Que todo lo que necesito está aquí,
entre estas rejas.
Wawi.
¡Todo!
No hay problema con permanecer aquí,
denostado y redentor,
degustando los taninos de mi último chorro.
Dígale que es así como me gustaría tenerla.
Wawi.
Toda pastrami enjuagándose resuelta
en mi lengua reventante.
Wawi.
Estas rejas.
Juraría que no me había tocado esta vida,
estos órganos.
Wawi.
¡Dígaselo!
¡Dígaselo!
¡Dígaselo!


AUSENTISMO

No estoy en los túneles.
No entro a ellos por ningún agujero
ni me lleno de pulgas al recorrer su oscuridad en algún zirconio.
No estoy en los túneles ni en las ferias
ni sobre los techos o fumando en un estacionamiento.
No estoy en las calles.
No estoy en los departamentos.
No estoy.
Alguien pone una lengua en mi oreja
pero mi gonadotrofina no está, ni mi pistilo ni mi gratitud.
En el fondo
se canta mi tonada favorita
pero en ningún lugar está mi aplauso.
No me asombro.
No estoy.
Ni siquiera hay el cadáver de un aplauso.
Ni en plazas ni en postas ni en taxis.
Ni en celdas ni en duchas ni en canchas.
Ni en una rica piscina de ungüentos.
No hay vitrina que contenga
esta imagenzota mía de reloj.
Mis partes de íntimo reloj.
Así que no hay más tiempo para mi tiempo.
No hay un aroma
que traiga el remolino despiadado de mi recuerdo.
No hay túneles que conecten alguna cosa mía a otra.
No hay esa señal de que alguien pasó por este bosque
dejando el fuego mal apagado.
Nadie me agrede o comienza conmigo.
Nadie se enreda en mis palabras.
Nadie disfruta de mi sabiduría gástrica
que es un gran túnel que conecta todos los sabores.
Definitivamente está mi espacio vacío allí donde debiera estar
vertiendo sol con noche.
Pero en cambio
mi cuerpo llena este otro cuerpo que es mi oficina
y sólo puedo decir “presente” aquí,
en este mal sueño,
escritorio que sólo espera la sucia espuma de mi muerte,
mueble final
en el que vierto una tonelada de imagenzotas mías
sin túneles
y eterno quedo mezclando fangos curativos
que nadie
o la hija de nadie
o la nieta de nadie
aprovechará jamás.




AGUAFIESTAS

Hay ciertas instrucciones para deconstruir el plástico, o el residuo de nuestro desplazamiento amargo y reptil. Entonces nos encontramos frente a un vehículo que no se inscribe en ningún tipo de manifestación sepulcral sino que de pronto sonríe con las cuatro patas bien puestas en el cemento, ése que se hace con los dientes molidos de toda la gente que se estrella en los moteles con unas luces tan anticuadas, ¿no? Sin embargo cuando uno les lee la patente la gente dice “jo, esto si que es divertido, porque me acabo de encontrar un semáforo lleno de lucecitas pequeñitas de todos los colores que indicaban subir, tirarse en diagonal, escarbar, filosofar, mirar a veces al techo
como si los ladrillos fueran subiendo uno a uno,
uno a uno,
uno a uno hasta tocar el cielo”
¿Y el techo cuál es? Nada más ni nada menos que un transparente funeral aéreo lleno de cantos como de citronetas y de caballeros con cintitas y regalos para las damas. Ese tipo de regalos que con frecuencia se llenan de tangos y de polillas y de vidrios que bailan azucarándose. Enigmas. Enigmas. Solamente enigmas. Cuando de vez en cuando alguien se cruza, cuando de vez en cuando alguien se lee en los ojos de un cáncer, finalmente lo que hay que hacer es una casa, construirla con cartoncitos de diplomas afiebrados, simulando estar cagando con el deseo de tragarse todas las fotos familiares, sí, como si un motor saliera de repente por el culo para llegar a este mundo y echar a andar el rescoldo de las raíces secas. Cualquiera se puede poner un sombrero chistoso e intentar enfrentarse a la diversidad hecha fósil, pensando que está a salvo de la navidad, del 18, del 1º de mayo, de los secuestros, de las amenazas, de los sobornos y de las construcciones que, bueno, nos hacen tan felices ¿cierto? Se nos llena mucho la cabeza de fiestitas, de agendas, de alarmas, de calendarios, de contraseñas y los letreros se toman su sentido en serio, las palancas parece que nos llamaran a gritos para manipularlas y así que entonces suceda eso que tanto tememos, pero que tanto ansiamos a la vez. Hay cierto tipo de hembra topo que vuelve a ser virgen después del apareamiento. ¿Qué hago aquí?




JAM

Y para el final
reservé esta canción que no tiene importancia.
Pueden irse todos juntos al baño
a jalar las cenizas de esta noche.
Ya va a amanecer.
Recomiendo sonreírle a las cámaras.
Recuerden que todo
está siendo dibujado por un elefante siniestro
al que no alcanzamos a ver pues se mueve constantemente
a la velocidad de la luz.
Recuerden que además
hemos provisto de excelentes trompas a todos ustedes
cuando cancelaron su entrada,
de modo que quien quiera puede hacer
su propio retrato de la velada,
sin manchar,
por supuesto,
los espacios en blanco que cuidadosamente hemos dispuesto
para incomodar a quienes sufran de horror al vacío.
Creo que todos los que estamos aquí presentes
caemos dentro de ese saco
por lo que me complace informar
que a un costado del escenario estaremos entregando
bolsas de papel y lecturas de tarot
para quien ande con el estómago delicado.
Ahora,
a quienes quieran escuchar,
la canción está en un compás chuchesumadre
de manera que no hay que frustrarse
si se pierden mientras llevan el ritmo con el pie
o con cualquier otro miembro.
La canción dura lo que dura la culpa
sea blanda o sea dura.
Imaginemos que estamos preparando
mermelada de una fruta equis.
Dispongámonos a revolver nuestra mole
solo que en vez de una hermosa cuchara de palo
usaremos las orejas.
Cierren los ojos para enfocarse mejor.
La letra no importa.
Solo hablo de güevadas que me pasan a mí.
Esa es mi fruta equis.
El azúcar es la misma para todos.
Ahora démosle.
NNN

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