A propósito de "escuchar cómo se escucha".
A propósito de "escuchar cómo se escucha".
Si me dejan,
quisiera entrecruzar dos historias.
Hace un par de
meses estuve en el claustro de San Francisco de Asís en Potosí, Bolivia,
visitando la ciudad. A propósito de un cuadro antiquísimo que había allí, la
guía (literalmente una policía) nos contó que en una oportunidad Francesco le
pidió a otro monje que fuera a visitar a unos leprosos. El monje se negó,
Francesco lo hizo enterrar en vida. Cuando ya estaban a punto de completar el
entierro, el monje se arrepintió. Cuenta la historia que Francesco, al reconocer
el sincero arrepentimiento de este monje, lo perdonó y dijo “si no vives para
servir entonces no sirves para vivir”.
La segunda historia
es más personal. Entre 1998 y 2001 tuve tres compañeros de universidad con
quienes estudiaba para ser profesor de música: Felipedro, Jano y Jaimón. Hasta
el día de hoy estamos contactados a pesar de que cada uno siguió rumbos
distintos. Felipedro compone, es profesor en colegios y además se dedica a
estudiar música del Medio Oriente, ya no sólo es un excelente guitarrista sino
que se luce tocando oud y salterio; Jano dejó hace un par de años la pedagogía
y actualmente compone y es bajista en “Cocodrilos con Martini” con quienes toca
en vivo y ameniza el programa de TvCable “Sin Dios ni late”; Jaimón también
hace clases, compone y es constantemente requerido como guitarrista de sesión
en diversos proyectos dada su experticia como intérprete y creativo.
-¿Dónde se cruzan
estas dos historias?
¡Muy sencillo!
No lo sé.
Pienso en cómo los
cuatro nos debemos a la música, cada cual a su modo, y cómo esto nos une
multidimensionalmente. Pienso en que deberse a la música puede significar
servirse de ella para fines egóticos o hervir junto a ella para fines más
amplios. Estos tres amigos son una metáfora de todo músico: ¿Se persigue un fin
altruista? ¿busco reconocimiento? o ¿soy sencillamente alguien que sucumbe ante
la posibilidad de jugar con los sonidos? Preguntas que seguramente cada cierto
tiempo uno vuelve a visitar.
Ahora, creo que aquí
viene el nudo que agarra la cosa:
Hace unos meses Jacqueline
Carriel, autora de “Adios tía Paty”, nos hizo reír con su video en youtube
donde le daba paipazos a sus hijos por interrumpirla mientras se grababa
cantando. Entre todos los detalles jocosos se oye la frase “escuchar cómo se
escucha” y ahí me detengo. Suele uno reírse de las redundancias lingüísticas,
más por denostar que porque sea realmente divertido (¿o sucede que ver a
alguien cometer errores es divertido?). Pero Jacqueline no se equivoca porque
lo que plantea es su deseo de escucharse a sí misma desde fuera. Quiere
escuchar cómo la escuchan los demás pues toda grabación nos devuelve nuestra
propia imagen cual espejito mágico. Y, como en toda foto, audio y video, podemos
vivir la ilusión de observarnos como si fuésemos otro observador (horror… ¡redundancia!)
a sabiendas de que ninguna toma captará jamás quienes realmente somos.
-¿Y qué tiene que
ver esto con lo que estabas diciendo antes?
Es que me puse a
pensar en esto del “servir para vivir” y en la gente como mis amigos y yo que
al parecer más que nada “sirviéramos para hacer música”. Revolviendo este rescoldo
me pareció ver que la música podía servir para algo vital:
¿Por qué una
grabación no nos capta en nuestra esencia? Básicamente porque somos entidades
incompletas en constante cambio y entonces no somos nunca lo que fuimos o lo
que seremos un instante después. Además desconocemos áreas enteras de nuestro
ser que, si no nos dedicamos a explorar y a observar, pasarán pronto a agusanarse.
Entonces la música
puede servir para darnos luces de esos oscuros territorios nuestros que aún no
colonizamos. Más que reafirmar éstos que creemos que somos, la música puede
llevarnos adonde aún no sabemos que estamos. La creación se vuelve circular
cuando sirve intereses ajenos a nuestras verdaderas búsquedas, se empantana, se
intoxica.
Una vida dedicada
al servicio como planteaba Francesco, o cualquier otra vocación como la
artística o la astronómica, tiene su real valor cuando sirve a su vez para indagar en el
conocimiento de uno mismo. El resto es farándula.
Comentarios
Phoebe Legere: … que es pasajero y se desvanece…
Chris Cutler: … exacto, desaparece: […] hace que los muertos vuelvan y se queden por ahí, dando vueltas, todo el tiempo…
y pienso seguir redundando
pues la segunda mirada es la que te da la visión
el segundo tiempo es la oportunidad de mejorar
el segundo segundo es el que te permite ver el tesoro detrás de
las 7 diferencias de la mira da anterior
muchas personas pasan sin dar esa segunda mirada
esa que te permite ver más allá de lo evidente
como sabiamente decía Munra de los Thundercats
y como oficio musical nos permite ser y revisitarnos cada vez
y no vivir atrapados en el espejismo de haber sido
podemos avanzar y reestructurarnos sin amarrarnos a la
ultima piel temática u Holográfica
redundar es refundar, es crecer y aprender...ensayo y error
revisitar y reformular… sino no podríamos ser
y solo seriamos un momento y mil recuerdos del mismo momento...
Dr., es una Iluminada forma de plantear una reflexión redundante de vida, letra y obra
Para leer como se lee....
Doc,
pensé que te interesaría leer esta bacán entrevista a Christian Ferrer.
http://www.losinrocks.com/libros/christian-ferrer#.USQVRuhfz-l
Adrián