A propósito de músicos que votan en blanco
Claro que me
sorprende que aún haya músicos buscando para si mismos la apoliticidad, una
especie de neutralidad en materias que no corresponderían a su universo. Aunque
desde muchos lados se insista amablemente en informarles que ese lugar neutro,
apolítico, se traduce como un voto en blanco y es perfectamente legible así a
la hora de ver quien es el más fuerte, hay músicos que aún piensan que sus
imaginarios no están influenciados por esas disputas o que sus propias
decisiones sólo afectan el campo estético personal, su mitología individual,
sin generar luces y sombras en otras cavernas.
La poesía y
los sonidos son sin duda cajas de herramientas que en si mismas no contienen
voluntades o afanes (mmm, sí, discutible en otra ocasión). La política es un
cajón de voluntades revueltas que involucra a todos quienes sociabilizamos e
instrumentalizamos la comunicación, o sea, todos. Es un calcetín cotidiano. Se lo
pone el poeta, el acupunturista, la profesora, el jardinero, la azafata. ¿A
dónde queremos ir con él? Esa es la pregunta que nuestros actos se encargan de
responder.
Un ejemplo: Si
toco con uñeta y no a mano limpia; si rayo la tapa de mi guitarra y no le pongo
un protector; si canto casi gritando, sin trabajar correctamente mi diafragma: son
actos que se traducen como un voto nulo y que señalan mi postura frente al
oficialismo, frente a la técnica del oficialismo, frente a la estética del
oficialismo. Y esta postura es dinámica en tanto es consecuencia de reflexiones
y sentimientos previos al guitarrismo y al conjuro así como es también causa de
una nueva problematización que se va creando para definirme ante el mundo, para
aclarar el mundo ante mis ojos, para esbozar un camino entre los caminos. Sólo de
paradojas vive el hombre.
Hay que ir
cambiando el calcetín, la postura, la música. La experimentación es entonces un
asunto de aseo personal. En fin, la música, como cualquier oficio, implica un
modo de vivir y es en ese modo donde la política se expresa mucho más que en
una letra. Aunque igualmente una letra implica un modo de hacer música. Jaja,
juju. Sólo de paradojas vive el hombre.
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