Hacia una definición de Confusionismo.
Hacia una definición de Confusionismo.
¿Es posible que hayamos olvidado que estamos vivos? Lo pregunto porque a veces tengo la impresión de que nos encontramos todos en una noche eterna, dormidos, soñando experiencias que no hemos tenido y a la vez ignorantes de la real experiencia que estamos teniendo. ¿Muy Matrix el ejemplo? Revisa tu conducta. Fíjate en la cantidad de mensajes, de pantallas que te rodean. Ayer descubrí que hasta en las escuelas se está usando poner pantallas con imágenes alusivas a la calidad de la escuela entremezcladas con videos sobre las ruinas del Imperio Romano o las maravillas del Renacimiento. Festín de clichés culturales. Una noche eterna. En los medios oficiales hace rato hay un loop. No importa lo que ocurra. El modo de comunicarlo es el mismo. Impersonal. Incluso los que pretenden ser más coloquiales y populares sólo están encubriendo su flagrante impersonalidad. Ninguno habla desde su verdadero hueso. Una noche eterna. En fin.
A lo que voy es que cada vez más (y sistemáticamente) estamos perdiendo la capacidad de soltarnos de esa almohada, de dirigir nuestra atención hacia qué es lo que nos ocurre internamente a nosotros con tal o cual suceso. Hay un río de opiniones siempre. Y es mejor flotar. Hay un río de definiciones, de preconceptos que sabemos que nos llevará adonde todos van. A la noche eterna.
Entonces planteo la confusión como alarma matutina, desagradable en primera instancia pero útil al fin y al cabo. Quizás la metáfora no es la más adecuada. Da igual. La idea de una confusión como principio vital tiene que ver, más que con un enredo de imágenes y conceptos, con una perturbación que a mi parecer se da naturalmente a la hora de soltar esa almohada cotidiana, descubrirse en su soledad y preguntarse ¿qué es esto? ¿qué es esto otro? Desde este estado lagañoso, ingenuo, incluso gracioso, se puede empatizar con todo lo que nos rodea. A través de la empatía podemos ejercitar nuestras capacidades para cuestionar, definir, aprender, crear, como los verdaderos seres que somos. La empatía está en nuestra esencia y surge de una búsqueda de orden en el caos. No necesitamos que nos lo ordenen otros. Necesitamos entender que la mejor escuela es nuestro propio cuerpo, nuestra propia experiencia del mundo.
Si me planteo como un artista confusionista no es porque sea un mero mezclador de estilos sino porque a través de la creación empatizo con mi entorno caótico y establezco un diálogo con él, a mi manera, con el fin de crecer. Por eso esta noche me dedico a la luz, porque anhelo que mi vida y la de cada uno sean un despertar a la autonomía y al amor. Hay un mundo que aprehender frente a nosotros.
Todo ciudadano tiene derecho a estar confundido.
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